portagy la publicación "Thierry Armati, la luz discreta del pelotón"
En cada pelotón hay talentos, caracteres, fortalezas que se expresan a plena luz. Y luego, a veces, hay almas raras, aquellas que avanzan en silencio, iluminando al grupo con su simple presencia... ¡Thierry Armati es uno de estos seres preciosos!
Por Jeff Tatard – fotos: Maryline Beynette
A sus 60 años, pedalea con la energía de quien nunca parece cansarse, desafiando los kilómetros y las horas, llevado por una fuerza interior que impresiona a quienes se cruzan en su camino.. Los jóvenes de la CAP 95, tres veces más joven que él, no lo ven como un veterano ni como un viejo: solo un amigo, un modelo a seguir, un hermano en fuga.
Thierry es discreto, pero todo el mundo lo conoce.. Y lo más importante: a todos les encanta. Él nunca alza la voz, nunca abruma con su presencia: escucha, con una atención poco común, aquella que buscamos instintivamente cuando necesitamos hablar. Con él, las palabras nunca se olvidan. Su mirada, tranquila y dulce, captura tanto los silencios como las confidencias.
En un mundo donde todo se acelera, donde el exceso se ha convertido en la norma, Thierry avanza sin GPS, sin ruido, sin necesidad de puntos de referencia artificiales.. En un bosque que descubre por primera vez, encontrará su camino con el instinto de un explorador nato. Él huele la lluvia antes de que caiga. Comprende los caprichos de la naturaleza y los del alma humana, con una inteligencia animal, casi mística. Empatía profunda, nunca intrusiva, siempre respetuosa.

Y, sin embargo, detrás de esta energía inagotable, de esta bondad inagotable, hay una historia que muchos ignoran u olvidan: Thierry cabalga con una pierna faltante.
Él nunca se queja de ello. Él nunca lo propone. Él nunca hace una bandera de ello. Es sólo un hecho, casi secundario, pues su voluntad y su pasión barren cualquier cosa que parezca un obstáculo.
En otra vida, podría haber sido Robinson Crusoe o Tom Swayer, explorando territorios desconocidos con una alegría sencilla e insaciable. En esta, eligió ser Thierry Armati: un hombre libre, discreto e infinitamente humano.

El domingo pasado, en Méru, en Oise, Thierry ganó su primera carrera.
Durante todo el día permaneció solo en cabeza, en la escapada, rodando a una velocidad media de más de 36 km/h en un recorrido accidentado, exigente y cansador. Una interpretación inmensa, realizada en el mayor silencio, sin brillantez, fiel a lo que es.
Y cuando cruzó la meta ni siquiera levantó los brazos. Porque la discreción es su lenguaje.
Por una vez, no fue sólo él quien ganó: fue todo el pelotón el que estaba emocionado.. La noticia, al difundirse en las redes, provocó una inmensa ola de alegría y emoción, como un soplo de esperanza, una lección silenciosa de coraje y humildad.

En este mundo donde la moderación a menudo raya en el exceso, Thierry nos recuerda que lo esencial no hace ruido.. Esa grandeza no necesita brillantez para existir.
Y su historia, sí, merece ser contada.
Porque Thierry Armati es uno de los que hacen que este mundo, y nuestro pelotón, sea simplemente más bonito.
portagy la publicación "Thierry Armati, la luz discreta del pelotón"
Gracias Jeff por este magnífico artículo, Thierry se lo merece muchísimo 👍
Un artículo muy justo para una bella persona.
Gracias por arrojar luz sobre Thierry.
Muchísimas gracias por este artículo, el chico se lo merece mil veces.