portagy la publicación «Didier y Eddy Le Huitouze: una vida sobre dos ruedas»
Ciclismo en el patrimoniotage
Hay familias en las que el ciclismo no es sólo un deporte: es una forma de vida, una filosofía que se transmite de generación en generación. Para la familia Le Huitouze, el ciclismo no es sólo una pasión, es una herencia.tagque se experimenta con cada pedalada, con cada giro, con cada esfuerzo. Didier, el padre, dejó su huella en los pelotones amateurs, mientras que Eddy, el hijo, transformó esta herencia.tagy en una carrera profesional, llevando el apellido familiar más alto y más lejos.
Por Jeff Tatard – Fotos: DR
Fue en la privacidad de su hogar, rodeado de recuerdos de carreras y bicicletas cuidadosamente mantenidas, que Didier abrió su puerta a 3bikes. Aquí no hay trucos ni adornos. Sólo un hombre que habla de su carrera, de su pasión, de su hijo con evidente sencillez y sabiduría, pero también con una palpable fuerza de carácter. Esta no es una historia común y corriente, sino la de una vida moldeada por route, a través del esfuerzo, a través de sacrificios, pero sobre todo a través de una verdad sencilla y profunda: Para la familia Le Huitouze, el ciclismo es una forma de vivir, de pensar, de superarse.
Una infancia alimentada por la pasión
La historia de Didier y Eddy comienza en Morbihan, en esta región donde el ciclismo es más que un deporte, es casi una religión. Didier, un niño pequeño, se sumergió en el mundo del ciclismo desde muy joven. Con su hermano Dominique, creció en el routeCarreras bretonas, donde los pelotones parten con la energía de todo un pueblo. " Mi hermano y yo pasábamos el tiempo en bicicleta cuando éramos pequeños., confía Didier. No fue una elección, era obvio. El ciclismo estaba en su ADN. Él nació con ellos..

Pero como suele ocurrir en las familias apasionadas, no se trata sólo de montar en bicicleta, sino de comprender lo que representa. Para Didier, el ciclismo es una escuela de vida.. Es a través del ciclismo que aprende el valor del esfuerzo, del trabajo, pero también la belleza de la lucha y la perseverancia. La bicicleta se convierte en su compañera. route, un fiel amigo con quien compartetagy sus sueños y aspiraciones. " Nuestros padres nos inscribieron en UC Auray, principalmente por razones de seguro, pero muy rápidamente la pasión nos atrapó., dice Didier, con una sonrisa irónica, pero una mirada llena de recuerdos.
Las primeras carreras son también una prueba, una iniciación. En 1980, Didier consiguió su primera victoria en Lambel-Camors, un momento grabado para siempre en su memoria. " Yo era cadete 2 y esta victoria… fue algo”., recuerda con intacta emoción. No es tanto el trofeo lo que importa, sino la experiencia, el sentimiento de haber sido parte de algo más grande, de haber luchado por un ideal. Y A lo largo de los años, las victorias se han sucedido una tras otra: total de 114, incluyendo un récord de 24 victorias en una sola temporada en 1990.

Pero Didier no buscaba la fama. Lo que lo motivó fue la acción. " “Mi motivación era estar delante, ser un jugador en la carrera, luchar por cada centímetro”., confiesa. Para él, el ciclismo no se trata de la búsqueda del título o la reconnacer, sino el deseo de darlo todo, de estar plenamente presente, de empujar cada vez más los propios límites.
Una escuela de vida, una transmisión de amor.
Didier ve el ciclismo como una escuela de vida. Es esta visión la que lo guía cuando se convierte en padre. Cuando Eddy creció, estuvo inmerso en esta misma pasión, pero sin ser empujado, forzado nunca.. " Con Eddy nunca fue difícil. Él siempre estaba dispuesto y motivado.", dijo Didier con ternura. Es un chico que se siente atraído por el ciclismo, por el esfuerzo, por la competición, pero sin presión, solo por diversión.

Los dos viajan juntos por la tarde, después de la escuela para Eddy y después del trabajo para Didier.. " Estábamos corriendo hacia las señales, sólo por diversión. Pero detrás de estos momentos de relax, siempre había lecciones, intercambios sutiles.", añade Didier. Estos son los momentos detagÉs, esa complicidad natural, que hará olvidar la carrera de Eddy. No existe una fórmula mágica, sólo una transmisión lenta pero profunda, de padre a hijo, de un entusiasta a otro.
Eddy está creciendo y progresando a una velocidad impresionante. Desde muy joven se destacó en las carreras y ganó el Trofeo Madiot como cadete. " Desde el mínimo, ya estaba por encima. Como cadete se destacó y fue una progresión lógica.", recuerda Didier, quien nunca parece sorprendido por los éxitos de su hijo. No es arrogancia, sino una profunda convicción de que la historia ya estaba escrita. Cuando Eddy se convierte en profesional, Didier sabe que no es coincidencia. « Era obvio. »

Un nombre, un homenaje
El nombre de Eddy tiene un significado especial. No fue elegido al azar. Para Didier, fue un homenaje.. Un homenaje a Eddy Merckx, el Caníbal, el mayor campeón que ha conocido el ciclismo. " Cuando era joven, vi a Merckx ganarlo todo, aplastar a sus competidores, pero siempre fue sensible. Me dije que si un día tenía un hijo, lo llamaría Eddy, en homenaje a este gran campeón.", explica Didier, con un dejo de nostalgia en la voz.
Este primer nombre no era sólo un homenaje, era también una forma de predicción. Eddy Le Huitouze no es un corredor común. Abordó todos los temas: route, contrarreloj, ciclocross, pista. Una versatilidad poco común, un don para el ciclismo en todas sus modalidades. " A Eddy le encanta estar en su bicicleta. Cuando era joven, fue una verdadera lucha lograr que cortara el invierno.", dice Didier, riendo. Es esta pasión inquebrantable, este amor por el ciclismo en todas sus dimensiones, lo que constituye la fuerza de Eddy.

Pero a pesar de la grandeza del nombre, Didier siempre tuvo cuidado de no presionar demasiado a su hijo. " Nunca le di ninguna orden. Sólo un consejo—dijo con tono sabio—. ¿Y el consejo más importante? Déjalo seguir siendo él mismo. "
La Brétagne: una tierra fértil para el ciclismo
Las raíces bretonas de Le Huitouze están en el corazón de su carácter.. En BretagNo, el ciclismo no es sólo una actividad de ocio, es una auténtica cultura, una forma de vida. " El ciclismo es un culto aquí, más que en ningún otro lugar de Francia., confía Didier. Y no es sólo una cuestión de pasión: es una lucha diaria contra los elementos, contra el viento, la lluvia, las cuestas empinadas. " El mal tiempo forja el carácter. En una bicicleta necesitas carácter. De lo contrario no podrás hacerlo. »

Esta tenacidad, esta capacidad de soportar las condiciones más difíciles, es lo que hace fuerte a Eddy.. No sólo es un excelente ciclista, es un guerrero, capaz de resistir, adaptar su cuerpo y mente a los retos que se le presenten. " "Está subiendo la escalera silenciosamente, pero con seguridad"., dijo Didier con una mirada llena de orgullo. Eddy no se deja guiar por la prisa sino por una tranquila determinación, una voluntad de progresar sin dejarse perturbar jamás por los obstáculos del camino.
El futuro en rueda libre
Hoy, Didier mira a su hijo con la misma sabiduría de siempre. Él sabe que el route La vida de Eddy aún es larga y aún habrá obstáculos, pero él tiene plena confianza en su hijo. " Eddy es un excelente jinete, sólo le falta un poco de chispa. Pero con resistencia, se convertirá en un muy buen compañero de equipo, y quizás más que eso, ¿quién sabe? » El futuro de Eddy en el ciclismo parece escrito con letras de luz, pero Didier sabe que el camino aún estará lleno de desafíos. Pero esa es la esencia del ciclismo: nunca conformarse, siempre esforzarse por mejorar.
Para la familia Le Huitouze, el ciclismo es más que una pasión. Es una forma de vida, una herencia.tage, una filosofía. Este vínculo entre un padre y su hijo, entre dos generaciones unidas por el mismo route, el mismo amor por el deporte, es la esencia misma de su historia.. Porque en el fondo, para ellos, no es sólo cuestión de pedalear. Se trata de vivir la vida al máximo.
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